Como Evitar Los Ladrones De Tiempo
Los ladrones de tiempo están en todas partes, desde actividades personales hasta laborales. Los ladrones del tiempo son aquellos que te impiden hacer las cosas que importan. Acechan en forma de distracciones, postergación, etc., y dedicamos tanto tiempo a estos, que nuestra concentración, productividad, rendimiento y vida en general, comienzan a verse afectados en gran medida.
La realidad sobre los ladrones de tiempo, es que se presentan porque así lo hemos permitido, incluso de forma inconsciente y es necesario actuar para saber por qué no estamos viendo nuestros proyectos finalizados, porque hasta las tareas más sencillas, tardan tanto para hacerse.
Y así como somos responsables de permitir que estos “ladrones de tiempo” se lleven horas que pudiésemos estar empleando en actividades importantes, de la misma forma somos responsables de corregir nuestra conducta y cambiar estos malos hábitos por unos más saludables que nos permitan emplear el activo más valioso que tenemos, de mejor manera.
Es un hecho que eres capaz, que lo creas es tu elección.
Anibal Pérez
Interrupciones
Es uno de los ladrones de tiempo más evidentes. Pueden venir en forma de llamadas, visitas no pactadas, peticiones de ayuda, etc. Cuando te enfrentes a una interrupción es importante que te muestres firme. Recuerda que son ladrones de tiempo externos, pero tú decides si permites que ocupen tu tiempo o no. Si recibes una de estas interrupciones, valora si es una urgencia que requiere tu atención inmediata. Es importante que lo valores tú y no la persona que interrumpe, porque a criterio del otro es más probable que sea urgente.
Reuniones
Si bien son necesarias para establecer prioridades, discutir proyectos con clientes, etc., también pueden convertirse en ladrones de tiempo si se hacen mal. Para evitar que esto pase, procura:
1.Darle estructura a cada reunión: Pautar una hora de inicio y fin, servirá que en un tiempo estimado se traten todos los puntos necesarios.
2.Programarlas con tiempo: Si hay necesidad de reuniones diarias, prográmalas o pide que se programen a una hora fija, así los participantes (incluyéndote) dejarán ese espacio libre y no se ocuparán con otras tareas.
3.Motivo: Establece el contenido de la reunión antes de programarla, así todos sabrán de qué se va a hablar, por qué y para qué. Coloca en el asunto de la reunión el tema a tratar y en las notas, los ballets a tratar y pide a todos que lleven sus preguntas. Luego envía la invitación.
Notificaciones
Son similares a las interrupciones, con la diferencia de que casi nunca son urgentes. Hablo del correo, las redes sociales, mensajería instantánea, suscripciones, etc. La clave es recordar que ninguna tarea urgente llega a través de estos medios. Debes perder el miedo a estar desconectado de estos canales durante algunas horas. Piensa que, si alguien necesita algo urgente de ti, no va a enviar un correo y mucho menos una notificación por redes sociales. Seguro que te llamará por teléfono o irá a visitarte.
Para evitar estos ladrones de tiempo lo más efectivo es silenciar todas las notificaciones, en el móvil y en el ordenador. Ignorarlas es difícil, así que mejor no tenerlas. También deberás resistir la tentación de consultar si has recibido algo. Establece los momentos del día en que revisarás cada canal.
Procrastinar
Aplazar tareas que te dan tedio, no entiendes o consideras muy difíciles, solo te generará estrés y culpabilidad por tenerlas pendiente. Ante esto, lo mejor es que seas firme con el cumplimiento de tus obligaciones y ataques primero aquello que te cueste más en vez de postergarlo.
Aplazar La Toma De Decisiones
Es similar a la procrastinación, pero menos evidente. En general, tomar decisiones es algo complicado. Por ese motivo, muchas veces es tentador aplazar el momento de decidir. El problema es que, mientras no te decides, las dudas siguen rondando tu cabeza y generando estrés.
Por otro lado, las decisiones suelen estar asociadas con realizar una acción determinada; retrasar esta acción puede tener consecuencias negativas con las que deberás lidiar. Recuerda, una mala decisión es mejor que ninguna decisión. Si te equivocas, puedes rectificar o tomar acciones para limitar los daños. Cuanto más retrases la decisión, menos tiempo tendrás para correcciones.
